Presionado por sus colegas sindicales, el jefe de la CGT oficialista, Antonio Caló, salió ayer a bajar expectativas respecto de un pacto social en un eventual Gobierno de Daniel Scioli
En Córdoba, y frente a medio centenar de gremialistas locales, el jefe metalúrgico descartó la posibilidad de un acuerdo marco que, como temen en algunos sectores de la central obrera y como promueven en cámaras empresarias, apuntaría a poner un tope a las negociaciones salariales.
La controversia surgió una vez que Caló le adelantó a este diario un acto que compartirá con Scioli en dos semanas bajo el lema provisorio «Encuentro por la Concertación Social». Mientras algunos sectores como la filial cordobesa de la central obrera alertaron sobre la posibilidad de que ese entendimiento derivara en un techo en las paritarias, los pares del metalúrgico en la conducción nacional de la CGT le hicieron saber de su malestar por haber avanzado por su cuenta con el candidato presidencial del Frente para la Victoria.
En cualquier caso, Caló se encontró sin el respaldo suficiente como para avanzar en sus gestiones con el gobernador bonaerense. De todos modos, ayer quedó confirmada la realización de un acto, como anticipó este diario, encabezado por Scioli el 21 de septiembre junto a dirigentes gremiales que integran la mesa sindical que lo respalda y a empresarios afines al Gobierno nacional. Ese encuentro, explicaron en la CGT, será una suerte de presentación de «los pilares para la profundización del desarrollo productivo» en una posible gestión presidencial del mandatario. El paso en falso del metalúrgico incorporó ruido en la relación entre Scioli y los sindicalistas peronistas, que hasta ahora parecía idílica. Los dirigentes habían obtenido del candidato compromisos sobre ítems claves para su poder: el mantenimiento del modelo de representación gremial monopólico, que consagra la legislación argentina y el sostén de las obras sociales. De paso, anticipó una posible reforma del Impuesto a las Ganancias. También les había prometido, en persona y a través de su ministro de Trabajo, Oscar Cuartango, el mantenimiento de las paritarias por actividad, un rubro que sin embargo había quedado envuelto en dudas a partir del impulso al pacto social.
Caló viajó ayer a Córdoba como parte de las actividades de campaña de la Mesa Sindical Scioli Presidente. Lo hizo junto a José «Pepe» Scioli, hermano del gobernador, Gustavo Marangoni, presidente del Banco Provincia, y Miguel Peirano, integrante del equipo económico del candidato. En un acto con dirigentes de la CGT local, tanto el sindicalista como «Pepe» Scioli aclararon que no estaba en carpeta impulsar un acuerdo marco como el que había trascendido, y del que la filial había primereado con advertencias. En esa línea, Caló fue más allá: «No hay un pacto social, y mucho menos un tope salarial», indicó.
En tanto, el metalúrgico volvió a diferir hasta después de las elecciones la chance de reunificar al CGT, como alientan en su propio sector dirigentes como Gerardo Martínez y José Luis Lingeri, así como aliados de Hugo Moyano como Oscar Mangone y Juan Carlos Schmid. Ese factor de tensión entre los grupos se sumó al coqueteo de Caló con Scioli, que disparó celos en la cúpula de la CGT y reclamos de un mayor involucramiento de otros sectores en la campaña.