Un fantasma recorre la Argentina: el del desempleo.
Un fantasma recorre la Argentina: el del desempleo. Y es que en los últimos meses el temor a perder el trabajo entre los asalariados es cada vez más fuerte. Al menos así lo evidencian los datos del Monitor Sociolaboral de Opinión Pública, desarrollado por el Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (Cetyd) y la consultora Ibarómetro, presentados esta semana, que afirman que el 58,3 por ciento de los encuestados declara conocer a alguien que perdió su empleo en los últimos meses y 7 de cada 10 creen tener bajas posibilidades de obtener un buen trabajo. En tanto, el optimismo y la confianza entre los empleados son cada vez menores: el 60,5 por ciento percibe que las posibilidades de conseguir un trabajo se ha reducido en relación a un año atrás, mientras que un 46,7 por ciento considera que el desempleo aumentará en los próximos meses. Sólo un 20,8 por ciento confía en que aumentará la demanda de empleo este año.
Tampoco son alentadores para los secretarios generales de los sindicatos las cifras que arroja el informe en materia de conflictividad laboral, ya que entre los empleados la rispidez social que causan los despidos se percibe en aumento, y un 52,4 por ciento de los encuestados cree que las protestas, paros y movilizaciones han crecido en los últimos meses. En tanto, el 67,5 por ciento considera que la conflictividad sociolaboral seguirá aumentando.
Acaso por estas razones es que las tradicionalmente opuestas centrales sindicales, CTA y CGT, se unen en el reclamo al gobierno para exigirle un freno a los despidos. Y es que frente a esta realidad, y parafraseando a Jorge Luis Borges, a muchos gremios que hoy se muestran unidos “no los une el amor sino el espanto”; el miedo a un espectro que crece y atemoriza a cada vez más gente.