Escuchás los ruidos de los huesos abajo de la cama
SOCIEDAD DRAMA FERROVIARIO En Argentina mueren unas tres personas por día gracias a los trenes, sea por accidente o suicidio. Los maquinistas relatan cómo se vive entre los recuerdos traumáticos y el sentimiento de culpa. Después de cada accidente de tren, el foco de la información suele estar en las víctimas: quiénes eran, cómo murieron, si se trató de un suicidio o si hubo fallas en el sistema, si hubo imprudencia del conductor. No se habla tanto, en cambio, de las otras víctimas: los conductores ferroviarios que deben convivir con una o más muertes, que son parte de su trabajo pero que en la mayoría de los casos no son su responsabilidad. Tras vivir uno de esos casos, la culpa y el trauma son dos reacciones inevitables. Al menos tres personas mueren podría en accidentes de trenes en Argentina, según cifras del Ministerio de Transporte. El último caso notable fue el de Jorge Delhon, el abogado que se quitó la vida horas después de que se lo vinculara a las coimas del FIFAgate, Como el suyo, el 60% de los casos son suicidios; el resto representan errores del sistema ferroviario, a veces relacionados a la imprudencia de los motorman, a veces por fallas en la infraestructura. En cualquiera de los casos, el conductor cargará con ese sufrimiento por el resto de su vida. Perfil investigó cómo superan ellos las muertes y el daño psicológico para continuar con su trabajo. Desde el gremio de conductores La Fraternidad, aseguran que cada vez que alguien se arroja debajo del tren, el motorman siente que lo asesinó. En mis 15 años de servicio, cuento unas 26 o 27 víctimas fatales, la mayoría por suicidios, y más de 200 heridos graves. Eso no te lo olvidás más, dice Errante, motorman del accidente de Flores en 2013 que dejó 11 muertos. La mayoría de los conductores pasan por varias de estas situaciones, con promedios de siniestros similares. Cada vez que hay un accidente con muertos, el chofer requiere asistencia psicológica y es separado del puesto por unas 48 horas, tras lo cual vuelve al trabajo con una carga importante: No conozco un maquinista que se haya jubilado y hoy no padezca una afección cardíaca, trastornos del sueño o de la conducta por irritabilidad, por ejemplo, remarca Errante. Según Horacio Caminos,ex secretario de prensa del Sindicato La Fraternidad, el impacto en la salud del conductor no se tenía en cuenta hasta hace unos años y aún hoy les genera problemas laborales y legales. Antes, no nos reconocían que era un accidente de trabajo, explicó. La Comisión Nacional de Regulación de Transporte (CNRT) se encarga de controlar anualmente psico-físicamente a los conductores, afirma el director general de la escuela de La Fraternidad, Carlos Zamora. En un video, que el propio gremio distribuía en su página, distintos maquinistas dan testimonios en los que se repite una frase conocida en el ambiente: Escuchás los ruidos de los huesos debajo de la cama. En los gabinetes de psicología nos dicen que ya deberíamos estar acostumbrados, pero nosotros nos resistimos a estar acostumbrados ante esta situaciones, estima Zamora. La modificación de la Resolución 558/09 de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo reconoce al estrés post traumático suscitado para determinados accidentes. La misma resuelve aprobar el procedimiento de prevención y tratamiento del estrés post traumático suscitado a raíz de accidentes por arrollamiento de vehículos y/o personas. En un informe de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo cuyo título es Signos asociados al Trastorno por Estrés Postraumático en maquinistas de trenes del Área Metropolitana de Buenos Aires que participan en accidentes de arrollamientos de personas o vehículos se encuestó a un total de 31 trabajadores del Ramal Retiro – Tigre (eléctrico) donde el total de la población en actividad en ese momento (1999) era de 120 trabajadores. Los encuestados, expresaron que a lo largo de su vida laboral participaron en por lo menos 148 arrollamientos, lo cual indica que un promedio de participación para cada conductor de 4.7 accidentes. Los maquinistas refirieron asimismo los siguientes síntomas: irritabilidad, ansiedad, trastornos hepáticos, digestivos, depresión, impotencia sexual, agresividad, miedo, dolores musculares, falta de apetito y cefaleas. Fallas humanas. «En términos de análisis del trabajo y prevención de accidentes, el foco tiene que estar puesto en la organización del trabajo. Si cualquiera de nosotros, bajo esas mismas condiciones, hiciéramos ese trabajo, obtendríamos los mismos resultados», dice Patricio Nusshold, docente de la Facultad de Psicología de la UBA y de la especialización en Ergonomía de la UTN. «Errores humanos siempre hubo y siempre habrán. Hay que generar sistemas con diferentes instancias que eviten llegar al accidente», concluye.