El Gobierno pretende que la pauta de referencia sea inferior al 20%, pero hay gremios que presionan para reabrir los acuerdos con el objetivo de recuperar lo perdido en 2016; Triaca recibe al triunvirato
Entre el abanico de iniciativas laborales que impulsa el Gobierno, una de ellas apuesta a modificar la metodología de la negociación salarial. Pretende este año guiar las paritarias a la inflación proyectada en la ley de presupuesto, cuyo cálculo se prevé entre el 17 y el 20%, y abandonar los acuerdos retrospectivos. Es decir, negociar para adelante y clausurar cualquier tipo de debate sobre lo que fueron los aumentos de 2016.
El plan del oficialismo, que ya tuvo su caso paradigmático con la paritaria de los estatales bonaerenses, es rechazado por la CGT. Incluso, ya hay sindicatos que presionan con reabrir la negociación del año pasado por haber logrado una suba salarial que consideran que fue más baja que la inflación anual. Entre ellos, hasta hay un aliado del oficialismo: el gastronómico Luis Barrionuevo, que presiona para reabrir su acuerdo salarial,
La pulseada salarial, los avances para reducir los costos laborales y la reforma de los convenios colectivos de trabajo en actividades en crisis serán parte del temario del encuentro reservado que mantendrían hoy el ministro de Trabajo, Jorge Triaca , y el triunvirato de mando de la CGT, que integran Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña.
En cuanto a las paritarias, el Estado, en su rol de empleador, dio señales de cuáles son sus expectativas. La gobernadora María Eugenia Vidal anticipó un alza anual de 18%, que incluye cláusulas automáticas para volver a negociar en caso de que la inflación sea mayor. La suba se aplica en cuatro cuotas de 4,25% entre enero, abril, julio y octubre, más un 1% adicional.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, elogió este trato salarial y sugirió replicar su mecanismo en el sector privado. El primer avance importante que hubo fue con la Asociación Bancaria (AB), que podría cerrar un acuerdo anual de 19,5%, con cláusulas en caso de que la inflación sea mayor. El gremio, sin embargo, intentó demostrar que la suba sería de 22% porque contabilizó una remuneración adicional de $ 7000 por el Día del Bancario como parte del acuerdo salarial de 2017.
Barrionuevo abrió la compuerta para los primeros rechazos al plan oficial. Ejemplificó con su gremio, el de gastronómicos, que recibió éste el 14% final de su acuerdo paritario, que fue de 34%. «Tenemos un desfase de 7% porque la inflación fue del 41% y no tuvimos compensación con un bono de fin de año. Antes de negociar 2017, vamos a pedir reabrir el acuerdo por esos 7 puntos que nos faltan», advirtió el referente de lo que era la CGT Azul y Blanca. Barrionuevo prevé avanzar en una estrategia común con el resto de los gremios y prepara una cumbre sindical para el 26 de este mes en Mar del Plata.
La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) es el otro sindicato de peso que aún no dio por concluida la pulseada salarial de 2016. Al no haber recibido un bono de fin de año como compensación, Antonio Caló, pretende recuperar lo perdido en la negociación de este año. En la UOM, habría una excepción para sus afiliados de Tierra del Fuego, donde ya se aceptó cambiar algunas reglas laborales con tal de mantener los puestos de trabajo. Se trata de un trato para bajar los costos laborales, como el anunciado la semana pasada por el presidente Mauricio Macri para dinamizar la llegada de inversiones para desarrollar el sector petrolero.
El ministro de Trabajo apuesta a que las paritarias no superarían el 20 por ciento. Ampara su deseo en el comportamiento de los precios en el último semestre y en la expectativa de que durante el año la inflación se mantenga en el 1,5% mensual.
«Damos por cerradas las negociaciones salariales de 2016. Es hora de negociar para adelante, con la inflación proyectada. Algunas paritarias, con los aditivos por los anuncios que hicimos por Ganancias, asignaciones familiares y el bono de fin de año, pueden haber estado de dos a tres puntos arriba de la inflación. No hubo pérdida del poder adquisitivo», dijo Triaca.
El argumento del Gobierno, sin embargo, todavía no convenció a los gremios. «Todos van a intentar patear la negociación para adelante o desdoblar el acuerdo por semestre. No veo que hoy haya intenciones para cerrar en 18%», manifestó Schmid.
En la reunión que tendrían hoy Triaca y el triunvirato de mando de la CGT se prevé que el Gobierno ofrezca más detalles sobre sus diferentes proyectos para reformar el mercado laboral. Los sindicalistas ansían escuchar de boca del ministro los detalles de la iniciativa para regularizar trabajadores, lo que elevaría la cantidad de afiliados en las organizaciones sindicales. Además, debatirán sobre las actividades que prevén cambios en sus convenios colectivos y seguramente tocarán otros ítems más ríspidos, como el plan oficial para fomentar el empleo joven o el eventual regreso del régimen de pasantías como marco formativo y no como vínculo laboral,
En la CGT no denunciarán una flexibilización laboral hasta conocer de manera directa los proyectos del Gobierno. Las dos vertientes de la CTA y la izquierda, en cambio, ya se diferenciaron y se oponen a las iniciativas que la Casa Rosada dio a conocer en dosis homeopáticas. Por eso, el encuentro de hoy de los popes cegetistas con Triaca podría ser determinante para moldear el carácter que adoptarán los gremios peronistas en su vínculo con el Gobierno.