En el segundo día de cónclave, finalmente, los 133 cardenales electores acordaron la sucesión de nuestro compatriota Francisco. El nuevo papa se llama León XIV, es el 267º jefe de la Iglesia Católica y se alinea a los preceptos políticos de Bergoglio, con quien tuvo una amplia relación.
León XIV, de nombre secular, Robert Prevost (69), nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, EEUU. Sin embargo, su recorrido está más relacionado a Latinoamérica: tras su ordenación sacerdotal en 1982, Prevost se unió a la misión agustiniana en Perú en 1985 donde se desempeñó como canciller de la Prelatura Territorial de Chulucanas de 1985 a 1986, dando comienzo al periplo peruano que duró hasta 2013 cuando regresa a EEUU. Aquí comienza su relación con Francisco que en 2014 lo nombra, primero como administrador apostólico de la diócesis peruana de Chiclayo; luego como vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana en 2018; más tarde como miembro de la Congregación para el Clero en 2019 y de la Congregación para los Obispos en 2020; y, por último, prefecto del Dicasterio para los Obispos —órgano que se encarga de la selección y nombramiento de los obispos— y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina en 2023.
Con respecto a su línea doctrinal, Prevost compartía con Francisco la visión sobre los pobres y los migrantes: “estar cerca de los que sufren y de tener el corazón de Jesucristo”, tal como mencionó el nuevo papa en una de sus últimas entrevistas.
En su primer mensaje —que tuvo pasajes en idioma español— desde el balcón del Vaticano, hizo un llamado a la paz, pidió a los fieles que fueran seguidores de Cristo y no se olvidó de su antecesor argentino: “Una paz desarmante, humilde y perseverante viene de Dios. Dios que nos ama a todos e incondicionalmente. Aún mantenemos en nuestros oídos esa voz débil, pero siempre valiente, del papa Francisco bendiciendo en Roma. En esa misma bendición Dios nos ama. Dios os ama a todos y el mal no va a prevalecer”.
